Entre Fragmentos

“La vida del hombre como comentario de un hermético e inconcluso poema" V.N.

Facebook y la autobiogrfía como desfiguración


¿Es el nombre propio garantía suficiente en todo texto autobiográfico? Escribe Juan Terranova en La masa y la lengua sobre los desdoblamientos ficcionales en las redes sociales y  las construcciones del yo: «Una chica dice “salí bien, esta es para Facebook” o también “ni se te ocurra subir esta foto”. Facebook no es transparente. Crea una hybris. El próximo salto, el verdadero salto, si es que se da, será biológico. Muy  vaticinado por casi todos los tipos de ciencia ficción, esa sí será la Gran Bisagra Digital». El apunte no es baladí y plantea una serie de interrogantes interesantes a tener en cuenta en lo que se refiere a la influencia de las nuevas tecnologías en la construcción ficcional de la identidad. ¿Es el yo un punto de partida o el resultado de una dialéctica de la autoconstrucción en la que dos sujetos se van influenciando uno a otro? ¿Parte el sujeto que se narra de un vacío que llena con las exigencias, en este caso, tecnológicas del medio que ha elegido para la autonarración y que acaba creando una máscara que cubre un rostro?

Facebook y su nueva auto-biografía

Desde de hace unos meses los usuarios de Facebook de todo el mundo pueden activar un nuevo timline que actúa como una autobiografía que recoge la historia de cada uno. De tal manera que el muro se convierte en una serie de publicaciones a dos columnas con distintos tamaños según la importancia.  La página va encabezada por una “foto de portada“ seleccionada por el usuario y la posibilidad de personalizar lo que se comparte y con quién se hace. El cambio va más allá y llega incluso al pasado: la línea temporal del nuevo perfil comienza en la fecha de nacimiento del usuario, que puede llenar los “espacios en blanco” sobre su vida hasta el momento en que se registró en Facebook con fotos, vídeos y actualizaciones de estado.

El timeline reemplazará al perfil actual de actividad del usuario, aunque la red social asegura que su introducción no conllevará la desaparición de ningún tipo de contenido. A pesar de que Facebook se refiere a la innovación con la palabra ‘biografía’, el hecho que se pueda elegir qué imágenes y acontecimientos se destacan o bien se esconden o eliminan, hace más correcto el uso de ‘autobigrafía’.

Esta nueva opción es interesante en muchos aspectos y abre la posibilidad a que cada usuario explique su propia vida. Aunque eso si, siguiendo las exigencias técnicas que brinda la plataforma.

En la elaboración del discurso los enunciados se relacionan con los soportes materiales de la escritura y con elementos como descripciones cualitativas, relatos biográficos, interpretación, analogías, deducciones, tablas estadísticas y verificaciones experimentales. Foucault, en La arqueología del saber, pone en tela de juicio la noción de sujeto en función de las peculiaridades del discursoy la dispersión del sujeto. Esta noción impone, en el centro de una formación discursiva, los siguientes interrogantes: ¿Quién habla, desde dónde y cómo?

Demi Moore se auto retrata para Twitter

En este sentido Juan Terranova sostiene: «Twitter y Facebook son máquinas literarias complejas. Al mismo tiempo que digo esto, y sin negarlo como posibilidad de análisis, voy a ahorrarme y a ahorrarle al lector el sondeo sobre los límites de lo privado y lo público ya que considero ese acercamiento algo trillado.Toda escritura, por mínima e irrelevante que sea, vulnera esa fronterasiempre difusa, siempre en cuestión. Y ya dentro de la forma, que siempre es también un poco afuera de la forma, me pregunto: ¿Llegó elmomento en que la poesía está siendo hecha por todos? ¿Suena la horade la democratización del ineludible monólogo final del Ulises, donde Molly Bloom entra en un proceso bulímico lingüístico? ¿Son esaspáginas centrales de la modernidad un viejo antepasado, el “homoerectus”, del timeline de Twitter? ¿Ana Karenina vive fragmentada en Facebook, travestida en una heroína sentimental que se fotografía a sí misma en el baño de su casa y lee literalmente todos los comentarios que le hacen en su muro? El espiral de estas comparaciones, que unen retóricamente el alto modernismo y los experimentos de las redes sociales digitales, podría ser largo, fascinante o tedioso, pero sobre todo improductivo. Si se trata de hacer analogías, entonces, preferiría volvera los pliegues, y decretar la existencia, el regreso o la supervivencia, de un barroco contemporáneo».

El romanticismo buscaba imponer el artificio como no-artificio, un relación mimética en la que la máscara del yo estuviese pegada a la piel del actor y que arte y vida fueran una sola cosa. Comenta Nora Catelli en El espacio autobiográfico, que «aún soldada, la máscara presenta hendeduras, surcos, cráteres de lo escondido que no se acoplan a la máscara. De modo que se crean cámaras de aire, imposturas que son el espacio autobiográfico: el lugar donde un yo prisionero de sí mismo, obsesivo, mujer o mentiroso, proclama, para poder narrar su historia, que él fue aquello que hoy escribe. Postula una relación de semejanza».

Catelli se refiere en el libro a un artículo de Paul De Man titulado La autobiografía como desfiguración. Perdonen que vuelva en este sitio a hablar del crítico americano pero es objeto de mi investigación y me remito al mismo constantemente. Para De Man la autobiografía es un tropo, la prosopopeya que en retórica clásica es el recurso literario de atribuir la palabra a personajes ausentes, a los que se evoca en acto de comunicar sus ideas y sentimientos. El momento autobiográfico surgiría como un intento de escritura, a través de las exigencias figurativas del lenguaje, de una identidad que se va autodifiniendo en una estructura especular a medida que se narra, como decíamos, bajo las directrices tropológicas, donde el narrador es objeto de su propia narración. Esta exigencia es una aporía y una des-figuración, ya que procura, en términos kantianos, fenominzar lo nouménico al intentar dar voz a aquello que carece de ella. Por eso está abocada a un fracaso que, paradójicamente, es su finalidad.

Si extrapolamos dicha teoría a Facebook, aplicado a la exigencias tecno-narrativas de las redes sociales, el momento autobiográfico surge en el intento de ‘subir’, a través de las opciones del timeline, los retazos de una vida que se va autodefiniendo a medida que se narra bajo las directrices tecnológicas y donde el usuario es objeto de su propia narración. Como bien indica Terranova,  alguien dice «salí bien, esta es para Facebook”.  La pregunta, volviendo a Foucault, es ¿quién, desde dónde y cómo se articula la construcción del discurso biográfico?

dkalo/Flickr

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Esta entrada fue publicada en enero 23, 2012 por en Notas y etiquetada con , , , , .

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De la misma manera que el narrador de Pálido fuego apuntaba: nuestro poeta sugiere aquí que la vida humana no es sino una serie de notas a pie de página de una vasta y oscura obra maestra inconclusa,Entre Fragmentos nace como un espacio de reflexión interdisciplinar. Diego Giménez.
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