Por haber leído a Juan García Madero afirmar que Alfonso Reyes podría ser su casa, me interesé por El Deslinde y terminé por recordar una conferencia pronunciada por Eduardo Sterzi en la Universidad de Coimbra en Junio de 2014 en la que el crítico brasilero comparaba el poema épico O Guesa, de Joaquim de Sousa Andrade, con la obra de Roberto Bolaño y con la del artista plástico Paulo Nazareth. En el prólogo a El Deslinde Reyes asegura que los dos mayores peligros que amenazan a las naciones “son la deficiente respiración internacional y la deficiente circulación interna”, lo que me llevó a pensar en la charla de Sterzi en la que habló de experiencia poética y visión política en una línea similar a la que expone Alcir Pécora en O Inconfessável: escrever não é preciso, donde analiza la dificultad hoy de la autoría cuando la literatura se descuelga de la nación que la acuña. De ahí Bolaño como ejemplo de autor transnacional para Sterzi.
En ese juego de casualidades objetivas entre lo literario y lo no-literario llegué a saber que Reyes guardaba admiración por el escritor franco-argentino Paul Groussac, del que dijo que le había enseñado a escribir. Groussac emigró en 1865 de Francia a Argentina donde aprendió el español de forma autodidacta y donde terminó como responsable de la Biblioteca Nacional de Buenos Aires. Entre otras cosas, me llamó la atención un libro de crónicas de viajes, Del Plata al Niágara (1897), que podríamos situar dentro de esa transnacionalidad americana mencionada. Escribe en el prefacio: “Ha dicho Amiel: un paisaje es un estado de alma. La fórmula no es nueva, como tampoco otras análogas de Diderot, Taine y el mismo Zola. Todas derivan de la de Bacon, mucho más amplia y comprensiva: ars, sive additus rebus homo. El arte, pues, es el hombre agregado a las cosas”. Este hombre agregado a las cosas es lo que intenta deslindar Reyes a través de la voluntad ancilar y de la distinción entre lo literario y lo no-literario.
La mención a Amiel me recordó un fragmento similar de Fernando Pessoa en el Livro do Desassossego: “Disse Amiel que uma paisagem é um estado de alma, mas a frase é uma felicidade frouxa de sonhador débil. Desde que a paisagem é paisagem, deixa de ser um estado de alma. Objectivar é criar, e ninguém diz que um poema feito é um estado de estar pensando em fazê-lo. Ver é talvez sonhar, mas se lhe chamamos ver em vez de lhe chamarmos sonhar, é que distinguimos sonhar de ver” (1). El especialista italiano Piero Ceccucci, en una comunicación pronunciada el 29 de noviembre de 2013 en el III Congreso Internacional Fernando Pessoa, analizó en Eu, «o privilegiado da janela». A poética do olhar da janela em Fernando Pessoa, la relación entre ver y soñar a través de la ventana como concepto articulador. Para Ceccuci, la ventana, no como objeto, sino como lugar privilegiado de la mirada, lleva al sujeto del exterior para el interior en un diálogo introspectivo y nemotécnico entre realidad y evocación con la finitud del tiempo como telón de fondo. El hombre en las cosas o lo literario a partir de lo no-literario. De ahí la cita de Pessoa: «Se a nossa vida fosse um eterno estar-à-janela, se assim ficássemos, como um fumo parado, sempre, tendo sempre o mesmo momento de crepúsculo dolorindo a curva dos montes. Se assim ficássemos para além de sempre! Se ao menos, aquém da impossibilidade, assim pudéssemos quedar-nos, sem que cometêssemos uma acção, sem que os nossos lábios pálidos pecassem mais palavras!» (2). Captar la belleza del instante en ese pretendido eterno ser y estar en la mirada. Y tal vez Neruda explica el vacío que podía ser una casa para García Madero sin Reyes y el anhelo de ser habitado, porque, de otro modo las ventanas, como las fronteras, duelen.
(1) Dijo Amiel que un paisaje es un estado de alma, pero la frase es una felicidad indolente de soñador débil. Desde que el paisaje es paisaje deja de ser un estado de alma. Objetivar es crear, y nadie dice que un poema hecho es un estado de estar pensando en hacerlo. Ver es tal vez soñar, pero si le llamamos ver en vez de llamarle soñar, es que distinguimos soñar de ver.
(2) Si nuestra vida fuese un eterno estar en la ventana, si allí nos quedáramos, como una voluta de humo suspendida, siempre, siempre ante el mismo momento del crepúsculo que duele en la curva de los montes. ¡Si así pudiéramos quedarnos más allá de siempre! ¡Si, al menos, más acá de esa imposibilidad, pudiésemos quedarnos así, sin emprender ni una sola acción, sin que nuestros labios pálidos pecasen más palabras!
Per a mi el post és «uma janela» com la de la foto, així d’enlluernada de nous coneixements, però més gran i oberta. Que bonic el poema de Neruda! Compartiré el post i la poesia. Acho que é um dos mais belos posts que escreveste. Parabéns e mais parabéns! 🙂
PS. Per les relacions estranyes que estableix la meva ment, m’ha vingut al cap aquest poema:
http://t.co/O28oFKInsT
Aquest cop, no et faré borrar el comentari :))))))
Gràcies Marta!
Obrigada a ti! Boas ferias!
Obrigada a ti! Boas férias!