All those moments, will be lost in time like tears in rain…

Pessoa escribía en el Libro del desasosiego: “Encuentro a veces, en la confusión vacía de mis gavetas literarias, papeles escritos por mí hace diez años, hace quince años, hace quizá más años. Y muchos de ellos me parecen de un extraño; me desreconozco en ellos. Hubo quien los escribió, y fui yo. Los sentí yo, pero fue como en otra vida, de la que hubiese despertado como de un sueño ajeno”.  Esta página recoge entradas en forma de notas que desde 2009 funcionaron como un laboratorio de escritura y de devaneos a partir de libros, películas, pensamientos… Notas que sentí, pero como en otra vida.

El misterio de la creación artística


Entre lectura y lectura sobre Pessoa he dado con una pequeña joya sobre la creación del artista del genial Stefan Zweig. La obra, El misterio de la creación artística, está dividida en tres apartados en los que se encuentran una conferencia que dicto en Buenos Aires el 29 de Octubre de 1940, un encomio a la figura de Hugo von Hofmannsthal y un retrato de Toscanini, considerado uno de los mejores directores de orquesta de la historia.

La primera parte de la breve obra editada por Sequitur es la que habla de forma directa sobre el misterio de la creación artística. La claridad de la exposición y del planteamiento es exquisita. Exhorta desde el principio:

…la máxima virtud del espíritu humano consiste en procurar hacerse comprensible a sí mismo lo que en un principio le parece incomprensible.

Así, ante el misterio de la creación, hay que ganarse el ser dignos de respuesta a través del cuestionamiento. Utiliza un razonamiento deductivo para preguntarse por dicho misterio, equiparando el quehacer del artista, con un acto pasional, donde el cómo, el cuándo y el porqué no están del todo claros. ¿Por qué?

El artista sólo puede crear su mundo imaginario olvidándose del mundo real.

Plantea entonces la relación entre método y inspiración dando ejemplos de la actividad creadora en Mozart comparándola a la de Beethoven, Balzac con Flaubert para concluir:

La fórmula verdadera de la creación artística no es, pues, inspiración o trabajo, sino inspiración más trabajo, exaltación más paciencia, deleite creador más tormento creador. Cada artista posee la idea presente como un sueño, ¿y quién pudiera decir de dónde proceden las ideas?

Hacia el final de la conferencia llamaba a una postura activa ante el arte, argumentando que si el artista había dado lo mejor de sí, aquel que se sitúa delante de la obra no sólo la ha de contemplar sino también intentar comprender:

Cada obra de arte quiere ser conquistada, como una mujer, antes de ser amada, más aún, llego hasta decir que no tenemos derecho moral a contemplar cómoda y tranquilamente la acción sacrosanta y más apasionada de otro hombre.

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