A mediados de febrero tuve el honor de comenzar a traducir, para Ediciones Uniandes de Bogotá, el Caderno de Memórias Coloniais de Isabela Figueiredo.
Comenta el filósofo y ensayista José Gil sobre Cuaderno de memorias coloniales: “ningún libro restituyó, mejor que este, la verdad desnuda y brutal del colonialismo portugués en Mozambique”. Narrada en primera persona, la obra recoge las memorias de una niña, hija de colonos portugueses en el Mozambique de los años 70. A través de dos personajes, padre e hija, que viven el antes y el después de la independencia, se da cuenta de la vida en la colonia. En confrontación con la memoria de un padre racista y machista, Isabela intenta reconstituir la verdad de su pasado en busca de comprensión. Sexo, violencia e ideología son los pilares que, en la mirada inocente de una niña, la narradora intenta deconstruir para situar la desolación y el posterior exilio a los que la colonización y la descolonización los postró.
Comenta Gil: “La autora nos muestra como el sexo y la violencia emocional se entrelazan con la violencia de la inversión política: […] En este sentido, cuando la joven Isabela se yergue contra el padre, está al mismo tiempo defendiendo una causa femenina (embrionariamente feminista) y una causa política (anticolonialista). Pero la violencia se escinde en el amor absoluto por el padre y en la revuelta contra él. Porque se distribuye por fuerzas contrarias, la propia violencia emocional entrampa el amor por el padre – que ella traiciona, en un reproche infinito. Es decir, se traiciona a sí misma, permaneciendo dividida dentro de sí”.
Según Walter Benjamin, la tarea del traductor “consiste en encontrar la intencionalidad, orientada hacia la lengua de la traducción, a partir de la cual en esta es despertado el eco del original”. Traducir es un acto condenado al fracaso si entendemos que la relación entre original y traducción no es tautológica. Bajo este punto de partida, lo que se buscó con la traducción del Cuaderno de memorias coloniales fue que en ella resonara el eco del original para que el lector de lengua española oyera el sentido de una obra en que las voces de la narración, muchas veces, reverberan entre el discurso directo y el libre indirecto. En el stream of consciousnes, el pensamiento fluye y provoca en el lector la sensación de estar dentro del personaje. A menudo asistimos a libre asociación de ideas, imágenes y palabras, a un nivel a veces instintivo, en el que el discurso se está formando. De ahí que las voces de la narración basculen entre la niña y la mujer que son una y presten voz a los personajes que habitan sus recuerdos. Por eso creímos importante mantener las palabras oriundas de Mozambique en el idioma original, porque forman parte de ese estado de formación de la narradora que estructura su lenguaje y la realidad desde la escisión en diferentes planos: de niña a mujer, de colona a retornada, de remediada a pobre, entre otros. El tono confesional de la obra esconde una narración que gana complejidad a medida que la obra avanza. La traducción, si fuera buena, haya en el fracaso, como mera copia del original, su culminación estética. Esperamos haber fallado.
Fotografei a Isabela na apresentação do livro no Porto. Diz-me se precisares, meu querido. Abraço enorme para ti.
Hola Sara, só via agora a mensagem. Obrigado. Um abraço para ti também!