All those moments, will be lost in time like tears in rain…

Pessoa escribía en el Libro del desasosiego: “Encuentro a veces, en la confusión vacía de mis gavetas literarias, papeles escritos por mí hace diez años, hace quince años, hace quizá más años. Y muchos de ellos me parecen de un extraño; me desreconozco en ellos. Hubo quien los escribió, y fui yo. Los sentí yo, pero fue como en otra vida, de la que hubiese despertado como de un sueño ajeno”.  Esta página recoge entradas en forma de notas que desde 2009 funcionaron como un laboratorio de escritura y de devaneos a partir de libros, películas, pensamientos… Notas que sentí, pero como en otra vida.

¿Qué Lobo Antunes es aquél que hace sombra en el mar?


Jueves 22 de marzo. La primavera lisboeta emerge entre una huelga de transportistas y un calor incipiente. Los taxis no dan abasto y cualquier desplazamiento se tiene que hacer a pie. Llegar de la plaza del Rossio hasta la casa de Lobo Antunes puede ser una micro Odissea. El escritor me abre las puertas de su guarida, una antigua casa de té, templo a la literatura. Estanterías repletas de libros y columnas adornadas con citas. Pronto dirá que no describe personajes sino que pone letra a sus voces. La literatura de su voz mece y predispone a entrar en un mundo hecho de letras.

Los libros revisten las paredes como andamios de un obrero de la palabra. La disposición de la casa encanta. Antunes afirma que ya no sabe dónde poner los libros y poco después remata: “no hay que sacralizar este trabajo. Por mucho talento que tengas, en el caso de tenerlo, sigues siendo un hombre y tienes que serlo”.

¿A qué renuncias se tiene que encomendar un escritor para erigir una vida sobre la escritura? La pregunta parece divertirle y responde: “mientras uno está con un libro le roba todo su tiempo, se acuesta con él y se despierta con él”. “Escribo diez hora al día”, puntualiza y le viene a la memoria una conversación que mantuvo hace años con Jorge Amado y en la que el escritor brasileño alababa la suerte de Antunes: “yo escribo cuatro horas y me siento agotado”.

Emerge la imagen de Antunes escribiendo Memoria de elefante a finales de la década de los setenta, tras la guerra, mientras se debatía entre la escritura y la vida familiar. Escribía hasta altas horas de la madrugada y dormía lo justo antes de ir a trabajar al psiquiátrico. El framgento: “Entre la Angola que había perdido y la Lisboa que no había recuperado, el médico se sentía dos veces huérfano, y esta condición de desterrado había seguido prolongándose dolorosamente”.

“Al principio hacía planes detallados. Ahora no hago planes”, matiza Antunes. “Uno empieza trabajando y el libro cambia. Es muy curioso porque cuando se llega al último capítulo, con tal vez una diferencia de un año con el primero, se percibe una coherencia que me pregunto de dónde viene. Existe en todos los libros”.

El escritor recibe una llamada telefónica. Es una mujer. Hablan de una biografía. Menciona a la academia sueca, que le ha enviado una carta diciendo que ha cambiado la literatura del mundo. Ríe. Dice que Madrid tiene cierto encanto pero que Barcelona tiene a Messi y a Iniesta.

De vuelta a la entrevista, afirma, sobre la creación de personajes, que no trabaja con ellos, que trabaja con voces a las que no ve, a las que no imagina físicamente. “En la mayor parte de mis libros no hay descripciones físicas. Conozco escritores que tienen dibujos de los personajes, esquemas, biografías… algo que yo no hago”, recalca. “No sé cómo hacía Balzac en La comedia humana con tantos personajes, o Proust. Yo no los veo. Tampoco los imagino. Creo que son todos yo. Si aparece una voz femenina que habla, creo que es la misma voz”.

¿Así construyó su última novela, al poner letra a las voces? Cambia de tercio y habla del miedo. Dice que al principio, con las primeras novelas tenía mucho miedo, dice que ahora también, pero menos. Entonces recuerda la biografía de Juan Belomonte que le regalaron en Barcelona. “!Qué maravilla de libro!”. Antunes asegura que el torero lo tenía, el miedo y comenta que cuando estuvo en la guerra [Angola] cada uno tenía miedo a su manera y sentencia: “el valor no es no tener miedo. Porque miedo lo tienes siempre. El valor es hacer a pesar del miedo”.

Por eso la forma de su última novela. Y sostiene que la primera corrida de toros la vio con siete años en Barcelona. “Vomité. Recuerdo la sangre y los caballos. Siempre he querido hacer un libro con la estructura de una corrida de toros”, apuntilla. Por eso, ante la pregunta ¿qué Lobo Antunes es aquel que hace sombra en el mar? Cobra sentido lo que dijo una tarde de marzo en Lisboa: “aquel niño que yo era con siete años vomitando, horrorizado”. Entrevista completa en Revista de Letras.

Una respuesta a “¿Qué Lobo Antunes es aquél que hace sombra en el mar?”

  1. “Libro de crónicas”, de António Lobo Antunes – Revista de Letras

    […] lector puede pensar que en la crónica es, sin duda, Lobo Antunes el que se refiere a su experiencia de la Navidad. Otro puede pensar que, sin duda, se trata de un […]

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